martes, 28 de julio de 2009

No estaba muerto, casi pero no, y además andaba de parranda

Pues como el título lo dice, resulta que no estaba muerto, andaba de parranda. Y déjenme decirles que a un nivel tal que casi muero en el intento, algunos lo atestiguaron y otros se ahorraron la pena de verlo, sin embargo, como dicen por ahí que hierba mala nunca muere… aquí me tienen, más de un mes después de mi última entrada pero bueno siguiendo con los refranes “más vale tarde que nunca” ¿no?

Pues muchas cosas han pasado en este mes, pero dentro de las más relevantes o de las que más me interesa hablar están 2. La primera, una duda existencial que me surgió al ver el final de temporada de House M.D. uno de mis mentores.

Resulta que nuestro cerebro tiene 2 hemisferios, el derecho y el izquierdo. En resumen y para no entrar a explicaciones larguísimas médicas acerca de neurotransmisiones y demás, resumámoslo en que cada hemisferio tiene una función principal, en el caso del hemisferio izquierdo es el encargado de la lógica, la racionalización y todo lo que “es” mientras que el hemisferio derecho es el encargado de la percepción, imaginación e intuición, es decir lo que “se interpreta”.

¿Por qué este breviario médico? Simple, en el mismo episodio televisivo hacen referencia a una cuestión importante sin siquiera percatarse del alcance de lo que dijeron, pues bien mencionan que si interpretamos tajantemente este hecho (de que tengamos 2 hemisferios que efectúan distintas funciones y no una función conjunta como muchos piensan) podríamos hablar de que hay una primera opción que es considerar que cada persona son 2 personas distintas en realidad y una segunda opción que es considerar que la persona que vemos y conocemos es en realidad el resultado de una unión, batalla, o un producto de la unión de 2 personas.

Si nos decidimos por el primer supuesto encontramos que entonces podemos querer o nos puede gustar una persona y que nos desagrade la otra, pero entonces entraríamos en un conflicto, pues el considerarlo como tal llevaría al absurdo de pensar “necesito que se deshaga de la segunda persona”, y lamentablemente eso no va a suceder salvo que se de una de 2 opciones drásticas: la primera es que el sujeto en cuestión se haga una lobotomía, la segunda es que sufra una experiencia cercana a la muerte o algún otro evento que lo cambie drásticamente.

Podría parecer que esto es una entrada médica pero no es así, el punto aquí es que es en este primer supuesto en donde encontramos el supuesto en el que alguna pareja nos pudo haber aceptado esperando que una de las 2 personas dentro de nosotros cambiara, esperanza inútil como ya se ha establecido, por lo que sirva esto de aviso o advertencia, si ésta es su postura al respecto tienen 2 opciones, ahorrarse el trabajo y no entrar en la relación, o entrar a la relación sabiendo que es cuasi-imposible que esa persona cambie (y si, parece tonto pero habemos quienes apostamos a ese 1% aunque después la probabilidad se ríe de nosotros demostrándonos que no debimos hacerlo).

Algo similar podríamos pensar que sucede cuando encontramos los hombres que nuestras parejas están en su “periodo” y que los SPMs hacen que cambie su humor drásticamente, pero no ahondaré en el tema para no ser acusado de misoginia.

La otra postura acerca de esta dualidad de personas, misma que considero es la más adecuada, es aquella en la que consideramos que la persona que conocemos o que vemos es el resultado de una “fusión” o una “pelea” (según quieran tener una visión belicosa o de unión) de las 2 peleas que habitan dentro de cada uno de nosotros y el resultado es la persona como unidad que se mueve en el mundo real. Esta visión de unión podría parecer más saludable pero nos lleva a una interrogante posterior… ¿el orden de los factores altera el producto? Esto es, ¿qué tanto podríamos repetir el resultado de esa persona si cambiamos los elementos a su alrededor?

Muchos a través de la historia han considerado que las circunstancias moldean al individuo, pero estudios recientes por otra parte demuestran que gemelos idénticos (que seamos realistas y dejemos a un lado la moral, en cuestiones de ADN son clones, así que más cercanos a la perfección para un estudio científico no pueden ser) separados al nacer y criados por familias distintas, terminan siendo más similares al crecer que aquellos que habitaron juntos y fueron criados por la misma familia, esto es, los que tienen los mismos elementos circunstanciales no se parecen y ¡aquellos cuyos elementos circunstanciales son distintos se parecen más! ¿No es eso increíble?

Pero bueno, suficiente con la ciencia, porque el tema aquí es como puede el humano siempre sorprendernos una y otra vez con situaciones raras y que evaden a la ciencia, y más aún… tengamos miedo, mucho miedo… porque no sabemos cómo pueda reaccionar o qué hará a continuación la persona más peligrosa para cada uno de nosotros, no nuestro archinémesis, sino esa segunda persona dentro de nosotros.

La segunda cuestión que quería discutir es que acabo de descubrir a otro mentor para mí, y ese es Cal Lightman de la serie “Lie to me” que no es sino una representación de Paul Ekman, y ¿por qué es este sujeto tan interesante? Simple, porque después de mucho estudio puede saber con solo ver a una persona, sin siquiera tener que cruzar palabra con ella si está o no mintiendo y qué sentimiento cruza por esa persona en determinado momento, esto a través de las reacciones inconscientes del cuerpo humano. Y es lógico que la siguiente pregunta sea ¿por qué considerarlo un modelo a seguir? Simple, ese poder permite saber más de la gente, y entre más sabemos de la gente más brillantes somos, y mientras más brillantes somos más cínicos somos, y mientras más cínicos somos más nos acercamos a formar una élite de seres inteligentes que tendrán que cargar con ellos el duro peso del aislamiento, pero como bien sabemos todos… “with great power comes great responsibility”…

*Sigh* it seems like my mentor list is increasing, does that mean I'm getting nearer to knowing who I want to be ?

--El Príncipe Megalómano--